Romántico con sus luces suaves, lleno de bicicletas, con ese toque de vivacidad que lo hace realmente único.
Copenhague, la capital de Dinamarca y la puerta de entrada ideal al mundo escandinavo, vive en un ambiente lleno de Hygge (una palabra danesa que describe una sensación de calidez y familiaridad).
Y quién es capaz de dar más calidez y familiaridad que un AmiCO?
Nuestro detector portátil de monóxido de carbono también nos protegió en esta hermosa ciudad: en los resplandecientes jardines de Tivoli, donde hasta los adultos vuelven a ser niños, entre las coloridas casas que hacen del canal de Nyhavan una postal, frente a la melancólica Sirenita, inspirada en la famosa fábula del danés Hans Christian Andersen.
Y luego entrar en calor es fácil cuando se prueba el Smørrebrød, el famoso pan de centeno con salmón, o el Wienerbrod, los giratorios daneses.
Sí, los dulces daneses existen, incluso si en Italia los reemplazamos con agujas, hilos y botones!