Las centrales de detección de gas representan el corazón de todo sistema de detección. Su fiabilidad es lo que garantiza la seguridad de las personas, los entornos y las instalaciones. Sin embargo, instalar una central no es suficiente: sin un mantenimiento constante y controles periódicos, incluso el sistema más avanzado puede volverse ineficaz.

Para instaladores, empresas y gestores de instalaciones, conocer las buenas prácticas de mantenimiento significa asegurar la continuidad operativa, reducir los riesgos de paradas de planta y cumplir con la normativa vigente.

Por qué el mantenimiento de las centrales de gas es fundamental

La detección de gas no admite errores. Una central mal calibrada o con componentes desgastados puede no señalar correctamente una fuga, exponiendo a las personas y a las instalaciones a graves peligros.

Los incidentes debidos a la falta de mantenimiento no solo generan daños materiales, sino que también tienen consecuencias legales y de reputación para las empresas.

Además, el mantenimiento regular ayuda a:

  • Reducir los costes asociados a intervenciones extraordinarias.
  • Prolongar la vida útil de los dispositivos.
  • Garantizar la conformidad normativa y la certificación de la instalación.

Tecnologías Beinat para monitorización y diagnóstico

Las centrales BX de Beinat son un punto de referencia en cuanto a fiabilidad y precisión, gracias a una serie de funciones integradas:

  • Diagnóstico automático continuo, que detecta y señala en tiempo real posibles anomalías.
  • Soporte multizona y multi-sensor, con posibilidad de conectar múltiples sondas.
  • Integración con sistemas de alarma externos, adecuada para entornos industriales complejos.

Estos elementos no solo elevan el nivel de seguridad, sino que también facilitan las operaciones de verificación y el mantenimiento periódico.

Normativas y controles periódicos: lo que dice la ley

La legislación italiana y europea establece que los sistemas de detección deben ser objeto de verificaciones programadas por personal cualificado.

En particular:

  • Es necesario realizar controles funcionales al menos una vez al año.
  • Las centrales deben calibrarse y probarse para garantizar una sensibilidad constante.
  • Se deben utilizar repuestos certificados para mantener la conformidad.

Un sistema no conforme puede implicar sanciones económicas, bloqueos operativos y responsabilidades legales en caso de accidente.

Buenas prácticas cotidianas para instaladores y empresas

Además de los mantenimientos programados, existen algunas prácticas simples pero eficaces:

  • Verificación visual de los cables y conexiones.
  • Limpieza periódica de los sensores para evitar que el polvo y agentes externos reduzcan su eficacia.
  • Pruebas manuales de alarma, útiles para simular una situación de emergencia y verificar la capacidad de respuesta del sistema.
  • Registro de las intervenciones en un cuaderno de mantenimiento, útil en caso de auditorías o inspecciones.

Para las empresas con múltiples instalaciones distribuidas, la adopción de un plan de mantenimiento centralizado permite tener siempre bajo control los plazos y las actividades realizadas.